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Carolina Echenique, fundadora de TIKA: “Hay que tirarse a la piscina de verdad, no se puede emprender desde una posición cómoda”

Es uno de los emprendimientos íconos a nivel nacional de la última década. Tika –palabra que significa flor en quechua– ha marcado pauta en lo gastronómico, tanto que ha exportado a Europa, Asia y algunos países latinoamericanos.

El sitio Magical Startups le hizo una entrevista respecto a cómo se gestó Tika, cómo ve el mundo emprendedor chileno, cómo ve a las mujeres en el rubro y otros consejos, todo en estas próximas líneas…

Revisa la entrevista a la próxima invitada al evento Notables del Centro Empresarial.

Carolina, ¿de pequeña tuviste alguna noción o acercamiento hacia el emprendimiento? ¿Algún familiar tuyo era emprendedor o alguien cercano?

Noooo, no tenía nociones de lo que significaba ser emprendedor o trabajar como empleado en una empresa. Yo soy hija única y los hijos únicos desarrollamos cosas distintas, vivimos con muchos adultos, somos bien inquietos. Siempre jugaba a la tienda, a vender y ahora que lo pienso quizás ya en ese tiempo me gustaba el tema comercial. Pero nunca tuve conciencia de que yo quería hacer eso… fue más espontáneo con los años.

Y cuando entraste a la universidad, ¿ahí sí te dieron ganas de emprender?

Jajaja no, tampoco. Ni siquiera en la universidad tuve noción de emprender ni menos de lo que me gustaría hacer en el futuro. Estudié Biología primero, saqué la licenciatura; luego Bachillerato en Ciencias; después un año Medicina. Y ahí, con tres años de pololeo, me pidieron matrimonio. En paralelo me matriculé en agronomía y todo muy bien: me quedaba cerca de un trabajo que tenía en ese entonces, pero en ese minuto tampoco pensé qué quería de mi vida en el futuro. Después nos fuimos con mi marido a Estados Unidos…

… ¿y ahí en Estados Unidos?

Exacto, ahí sí. Hasta ese minuto nunca me había planteado qué quería hacer con mi vida hasta que me fui a Estados Unidos (N. de la R.: su marido se fue a hacer un MBA a Boston) y fue mientras hacía trabajos muy básicos pensé: “cómo puede ser que a mis 24 años aún no puedo terminar una carrera ni tener algo estable y mientras mi marido hace un MBA”. Fue el primer bichito de querer hacer algo distinto. Comencé a hacer paté en Estados Unidos, me empezó a ir bien, fue el único ingreso que tuvimos estando allá. Sirvió para llegar al público y saber si existía aceptación. El paté lo hacía en mi casa, en mi cocina y era feliz porque me encanta cocinar. Para promocionarlo, dejaba en esos papelitos que se pegan en las universidades y me comenzó a ir súper bien, a tal punto que se comenzó a correr la voz entre los estudiantes y pasé a vender 400 patés al día.

Después volviste a Chile…

Sí, eso último hizo clic en mí. Cuando llego a Chile y me doy cuenta que no tenía CV, así que me focalicé en terminar Agronomía súper rápido y después comencé a hacer clases en la universidad. No sabía para qué me iba a servir Agronomía, pero necesitaba tener un cartón para algo estable, así que lo terminé.

¿Cómo se gestó Tika entonces?

Me pasó algo. Perdí una guagua, me enojé con todo y a la noche soñé que llovían papitas de colores y me desperté con ganas de hacer algo respecto a eso. Mi marido me dijo que estaba loca, pero le dije que era lo que quería hacer, así que comencé de inmediato. Me demoré un año en armar bien todo, entender el mercado, hacer un estudio, buscar proveedores, ensayos, envases, lugares, diseños, sacar todos los permisos. Fue poco un año para todo lo que hice.

¿La plata de dónde salió?

Le pedí algo de plata a mi marido, que luego se la devolví, vendí joyas y cosas de matrimonio para empezar esta aventura. Me la jugué. El modelo de negocio y todo lo armé yo pero bien básico, no creas que algo sofisticado.  Compré maquinaria de remate, usadas, al final era todo básico. Al principio no estaba preocupada de ganar plata, quería que el producto gustara, que se entendiera y por eso lo vestí bien, con un lindo diseño. Si miro para atrás, digo que es súper loco, porque es algo que me propuse, apliqué intuición y pasión… sin mucho análisis. Si te cuestionas mucho, te empiezas a limitar.

¿Es difícil emprender en Chile?

Yo creo que siempre es difícil, independiente del país. Yo creo que el emprendedor nace y se hace. Hay algunas virtudes escondidas que de repente se activan. Esos genes te llevan cerro para abajo y después nadie te puede parar. Pero sí es difícil. Nadie es perfecto en todo, hay que saber buscar buenos partners también. En el camino vas desarrollando cosas que se complementan con los genes.

¿Qué le recomendarías a alguien que quiere emprender?

Primero debe dedicarse a full en lo que quiere. Básicamente tirarse a la piscina de verdad. No puedes emprender desde una posición cómoda, hay que arriesgarse totalmente, así se activan esos genes porque sino estás cómodo, no inyectas toda la creatividad, no enciendes todo tu potencial. La innovación y el emprendimiento se activan de verdad cuando uno se enchufa en serio.

Segundo, que no acepte un no como respuesta. Es parte de emprender. Todos dirán que no se puede o que ya se hizo o algo negativo. Tampoco se trata de comprometer la economía de tu hogar con el ánimo de emprender, pero sigue tu pasión, tu buena idea, la plata llega después. Las cosas a medias no. Jugársela hasta el final y si no funcionó, saber que se dejó todo.

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